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jueves, 30 de septiembre de 2010

Ecuador y otro triste intento golpista latinoamericano

La historia latinoamericana, lamentablemente, es muy rica en cuanto a intentos de golpes de estado. Desde 1902 hasta la última jugarreta de golpista en Venezuela (2002), resultarán 327golpes de estado. Pero si nos enfocamos en los últimos 30 años, se conocieron más de una decena de intentos de golpe de estado: 2 en Argentina; 1 en Panamá; otro en Perú; 2 en Haití, 2 en Paraguay; 3 en Venezuela, el último en 2002, un intento por sacar del poder a Chavez, y por último el ocurrido en Honduras, que depuso al gobierno de Manuel Zelaya.

Esta mañana nos volvió a dar una página para completar. Esta vez fue el momento de Ecuador. La excusa fue la sublevación de  los policías  por la reducción de sus beneficios salariales y por cancelar el sistema actual de ascensos dentro de la fuerza.
Las noticias iban llegando a cuentagotas por la mañana, unos disturbios al principio. Pero para el mediodía ya se sabía que el aeropuerto estaba cerrado y se pudo escuchar al presidente ecuatoriano, Rafael Correa, reconociendo que "no se habían podido solucionar todos los problemas, pero que era el gobierno que más se preocupó por ellos".



Entre los disturbios se llevaron a cabo saqueos, robos. Las ciudades de Quito y Guayaquil estaban sumergidas en un profundo caos. Todos los comercios e instituciones publicas comenzaron a cerrar y la gente empezó a salir a la calle a respaldar a su presidente. El Gobierno ha confirmado además que una persona ha fallecido y varias han resultado heridas como consecuencia de los enfrentamientos entre los sublevados y los seguidores del presidente. 

El ministro de Relaciones Exteriores, Ricardo Patiño,  quien le pidió a la gente que se acerque al hospital para rescatar a su mandatario, fue hospitalizado luego de ser golpeado en la cabeza por policías sublevados. El caos seguía en aumento y la noche se iba acercando, y la gente salía a la calle en mayor número.

Tras nueve horas retenido se produjo un grave enfrentamiento frente a las puertas del hospital entre agentes sublevados y miembros de la escolta que trataban de sacar al mandatario, que se saldó poco después a favor de los rebeldes y la vuelta de Correa al centro. 

El presidente asegura que no negociará mientras esté atrapado. "Olvídese de cualquier acuerdo o cualquier diálogo mientras no pueda salir", ha declarado vía telefónica al canal Ecuador TV. "Saldré de aquí como presidente o con los pies por delante", sentenció mientras se escuchaba que los policias intentaban ingresar a la habitación en donde se encontraba.

En estos momentos se observa que los militares, que no se sumaron a la sublevación, ingresaban al hospital  para rescatar al presidente Correa. Los heridos aumentan en cada enfrentamiento con los policias. 

A lo largo de la jornada, todos los mandatarios latinoamericanos se manifestaron en contra del intento de golpe de estado en Ecuador, como lo manifestaron Hugo Chavez o Evo Morales a la cadena TeleSur. A su vez, la UNASUR, llamó a una reunión de urgencia en Buenos Aires para tratar la revuelta policial en Ecuador. La presidenta argentina, Cristina Kirchner, encabezará el encuentro. Chávez, Morales, Santos, García y Piñera confirmaron su presencia, mientras que Lugo, enfermo, no asistirá.


Otro organismo que se pronunció al respecto fue la Organización de Estados Americanos (OEA), que se opuso a cualquier intento de alterar el orden democrático y pidió evitar la violencia en Ecuador, donde existe un golpe de Estado en marcha, según denunció el secretario general del ente, José Miguel Insulza. Por otra parte EEUU y España fueron algunas de las tantas naciones que se pronunciaron a favor de la continuidad de Correa.


Durante la noche el gobierno buscará tomar el control sobre las fuerzas policiales y que la pintoresca Guayaquil y Quito vuelvan a tener esa paz que la caracteriza, y con un gobierno que, aunque a muchos no les guste, fue elegido por el pueblo.


martes, 28 de septiembre de 2010

A 15 años de la "autonomía palestina"

Un día como hoy, pero hace 15 años, Yitzhak Rabin y Yasser Arafat, líder israelí y palestino respectivamente, firmaron el acuerdo por el cual, a partir de ese momento, se empezaba a reconocer a una autoridad palestina por parte de Israel y, al unísono, por la Comunidad Internacional.
Ese día estuvieron presentes en la Casa Blanca, Bill Clinton, Hosni Mubarak, presidente egipcio y el rey Hussein de Jordania. En esa jornada se creyó que realmente los enfrentamientos en la zona se iban a calmar y que el futuro vería a Medio Oriente como un crisol de razas y creencias viviendo en una sana armonía.

El acuerdo, que el presidente Clinton  no dudó en elogiar como "un nuevo capítulo" para el Oriente Medio, casi se trunca a último momento al definir el rol de la policía en la ciudad cisjordana de Hebrón. Se resolvió apenas unas horas antes de la ceremonia de firma. 

Sin embargo, a poco más de un mes de la firma del tratado, Yitzhak Rabin fue asesinado por un extremista judío el 4 de noviembre de 1995. Shimón Peres siguió adelante con los esfuerzos de  Rabin para hacer la paz con los palestinos. Pero en las elecciones de 1996 perdió contra Binyamin Netanyahu, actual Primer Ministro de Israel, quien hizo campaña contra el programa de paz de Rabin-Peres.

Hoy la historia lo lleva a Netanyahu a buscar un diálogo con el presidente Palestino, Mahmoud Abbas, para alcanzar un acuerdo de paz que frene los violentos ataques que se suceden, día a día en la Franja de Gaza, en donde mueren miles de personas por los bombardeos de ambas milicias.

Sin embargo, recientemente, Netanyahu desautorizó a su ministro de relaciones exteriores, por adjudicarse el liderazgo de las negociaciones. En fin, si en esos detalles hay rispideces, será muy difícil alcanzar, al menos con los actuales dirigentes, un proceso de paz y de reconocimiento pleno de un estado Palestino



viernes, 24 de septiembre de 2010

Historia de extradiciones


Arranco nuevamente a publicar en éste blog, la idea es comentar noticias nacionales e internacionales y las semejanzas de situaciones en otras partes del orbe. Es por eso que para no aburrir arranco con una noticia reciente.

El miércoles pasado apareció en los medios una noticia que vino a ponerle una mancha a la corta relación entre la presidenta Cristina Fernández de Kirchner y su par chileno, Sebastián Piñera. Todo comenzó con un pedido de extradición presentado desde el gobierno de Santiago para que Apablaza Guerra, alias "comandante Salvador", sea devuelto a Chile, en donde se lo juzgará por el asesinato del ex colaborador del dictador Augusto Pinochet Jaime Guzmán Errázuriz y el secuestro de Christian Edwards del Río, directivo del diario El Mercurio.

A pesar de que ayer la Corte Suprema argentina concedió la extradición que Chile reclamaba desde hace varios años, la última palabra saldrá desde el ejecutivo, ya que hay pendiente un pedido de asilo por parte de Apablaza.

Sin embargo, las historias de extradiciones y asilos no son nuevas entre los hermanos latinoamericanos. El 9 de abril pasado, Venezuela y Colombia volvieron a enfrentarse. En esta ocasión Caracas solicitó al Estado colombiano una respuesta sobre la extradición del opositor del gobierno chavista, Pedro Carmona, quien lidero un fallido golpe de estado en abril de 2002. Colombia, a pesar de eso, concedió asilo político hace aproximadamente ocho años a Pedro Carmona, con lo cual generó un nuevo malestar desde Caracas hacia el, por entonces, gobierno de Uribe. Un Uribe que ya se había enfrentado publicamente desde los discursos al líder bolivariano.
Pero no todos los casos terminan como este. Tal es el caso de Chile y Uruguay. Luego de más de siete años de investigaciones, el magistrado chileno, Alejandro Madrid, dictó sentencia sobre el asesinato del químico chileno Eugenio Berríos. Entre los culpables, se encontraban tres militares uruguayos extraditados en abril de 2006: Tomás Casella, Eduardo Radaelli y Wellington Sarli. “La Justicia uruguaya se comportó a la altura, tuvo un gran papel y permitió el juzgamiento de tres connacionales en un país extranjero”, dijo el juez chileno. También acotó que los países “no son muy dados” a que pasen estas cosas y denunció que el magistrado uruguayo recibió presiones por actuar de esta manera.

Esperemos que con el caso de Apablaza pase algo parecido al ejemplo de la justicia uruguaya y no se busque satisfacer los pedidos de Hebe de Bonafini, que no se da cuenta que la extradición busca que haya, simplemente, justicia.
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