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miércoles, 23 de febrero de 2011

Libia y una situación que ya resulta conocida


Ya hace más de un mes que los sucesos en los países árabes vienen marcando la agenda de la política internacional. Primero fue Túnez, después fue la caída de Mubarak en Egipto. Pero hace ya unas semanas hay dos focos que Libia y Barein son el centro de las noticias. 

El caso de Libia es el que más acapara minutos en los medios. No me termina de quedar en claro porque se prefiere Libia y Barein. Varios pueden ser los motivos: Gadafi y su figura son demasiado fuertes para ser opacados por el rey Hamad ibn Isa Al Khalifah. También Libia es un país que tiene mayores niveles de desigualdad. El petroleo logró que mucha gente viva como reyes, pero hay un 30% que no tiene un empleo estable. El PBI per cápita es de 8.400 dólares. Un número muy alto para un país africano. Pero el índice de Gini (indicador que muestra los niveles de desigualdad en un país) supera los 60 puntos (0 es el número de total igualdad). 


Sin embargo, ese no es el principal motivo. Lo que realmente importa es que Libia está cerca de Europa, mientras que Barein es una isla pequeña en medio del desierto. El conflicto en Libia logró que el barril de petróleo superara los 100 dólares. Libia produce 1,6 millones de barriles de crudo por día. Se ubica en el lugar 17 de los mayores productores mundiales de petróleo y es el tercer productor de África y tiene las reservas petroleras más grandes del continente. En éste aspecto es donde empiezan a jugar las empresas petroleras internacionales importantes que operan en Libia, como Eni (Italiana), StatoilHydro (Noruega), Occidental Petroleum (EEUU), Shell (Holando-Inglesa), British Petroleum (Inglesa), ExxonMobil (EEUU). Más de un 85 por ciento de sus exportaciones de crudo van a Europa. Alrededor del 32 por ciento del crudo libio llega a Italia, un 14 por ciento a Alemania, un 10 por ciento a China y Francia y un 5 por ciento a Estados Unidos. En otras palabras, Libia hace que Europa se mueva. 


La bandera de los manifestantes cambia de la original libia. En la utilizada por los manifestantes se añaden los colores negro y rojo. Además en el centro se aprecia una medialuna y la estrella, símbolo de la Libia independiente. Foto: Flickr: A7fadhomar



Gadafi sabe todos estos datos, es por eso que declara que no va a permitir una avanzada de Occidente. En realidad no lo va a permitir porque ya lo permitió. Lo permitió al dejar entrar a todas las petroleras, al asumir la autoría del atentado del avión de Pan Am en Escocia, etc,etc,etc. Gadafi se encargó de ser excentrico cada vez que pudo. Desde sus estadías en New York en tiendas beduinas y no en hoteles cinco estrellas o por su forma de vestirse o mismo en el ímpetu con que realiza los discursos.


Las similitudes entre las declaraciones de Mubarak con las de Gadafi son sorprendentes. Los dos reafirmaron que seguirían defendiendo a su país, ambos resaltaron la relevancia de sus figuras, tanto en el pasado como en el presente. También otra similitud es el hecho de no asumir que los manifestantes estén realmente pidiendo cambios, sino que aducen que toooodos los manifestantes están "bajo el efecto de pastillas".

Gadafi, blanco de las críticas. Foto: Flickr: A7fadhomar

Otro aspecto similar entre las revueltas de Egipto y las de Libia es el rol que juega el ejercito. En ambos casos el ejercito es un jugador importante en la historia de la conformación del poder. Es verdad que en Egipto tardaron más tiempo en ponerse del lado del pueblo. En El Cairo a las 2 o 3 semanas el ejercito se puso del lado de la gente. En cambio en Libia ya hubo casos de manifestaciones opositoras que contaron con militares entre sus filas, y no es menor que haya sido en Bengasi, la segunda ciudad en importancia del país y en Tobruc, otra ciudad importante. Además, como indica en su blog Nelsón Specchiade los coroneles huidos con sus aviones hasta Malta, el diario libio Quryna afirmó que varios pilotos se tiraron en paracaídas y dejaron estrellar sus aviones en el desierto, para no cumplir la orden de Khaddafi de bombardear Bengasi.


Foto: Flickr: A7fadhomar


Gadafi repite otros aspectos ya utilizados por los líderes de Tunez y Egipto. El ejemplo más claro es el intento por limitar el acceso a internet para que esa población con ansias de revolución no se potencie con el uso de las redes sociales. Además no quiere que en occidente se sepa los hechos atroces que se están cometiendo. Tampoco se tiene mucho estima por la prensa, parece que los periodistas internacionales somos los principales enemigos de los dictadores, es por eso que los reporteros corren gran peligro en las calles de Trípoli.
Si bien Gadafi está aplicando las recetas ineficaces de los otros líderes árabes, serán las próximas horas las que nos demuestren si el líder libio  es el tercero en caer en poco más de un mes o si, a fuerza de más promesas de cambio, logra mantenerse en el poder. ¿Les suena parecido todo esto? Egipto, versión 2.0 está en plena ebullición
La revolución verde se tiñe de rojo.




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